La fisiología de la boca está integrada por diferentes órganos. Uno de los más importantes es la lengua. Su buen estado es un factor relevante que incide directamente en la salud general de la boca. Te contamos las afecciones más comunes de este músculo y cómo mantener una buena higiene lingual para su cuidado. 

La labor de un buen dentista es velar por la salud de todos los órganos y tejidos orales. Además de revisar el estado de los dientes, el odontólogo debe valorar el estado de la salud de las encías, tejidos blandos, labios, articulación de la mandíbula y, por supuesto, de la lengua.

La lengua juega una importante labor en el correcto funcionamiento de la boca. Interviene en la masticación, la producción de saliva y la deglución de los alimentos. Además, en ella reside el sentido del gusto gracias a la presencia de papilas gustativas en su superficie. Las papilas gustativas son similares a diminutas vellosidades capaces de percibir cinco sabores: dulce, salado, amargo, ácido y umami.

Una completa revisión de la boca debe comenzar por los tejidos blandos. Además de comprobar el estado de las encías y de las mucosas orales, la lengua debe ser revisada por el odontólogo, tanto su cara superior como la parte inferior.

La lengua debe presentar una textura rosada, sin grietas ni estrías, aunque en algunas personas puede ser normal. En muchas ocasiones la lengua presenta una fina capa blanquecina en su parte superior, esto es un síntoma de mala higiene. Los restos de comida de han acumulado en las papilas gustativas, provocando una proliferación de bacterias. Este problema suele estar asociado al mal aliento. Para evitar este problema es necesario la limpieza de la lengua en tu rutina de higiene bucodental.

Alteraciones en la lengua.

Estas son algunas de las alteraciones más habituales que puede presentar la lengua. Si detectas alguna de ellas debes de acudir a la consulta de tu odontólogo para que pueda realizar un diagnóstico acertado del problema.

  • Manchas blanquecinas. Suelen estar asociadas al hongo candida (candidiasis), aunque también puede deberse a una falta de hidratación, a problemas intestinales o como efecto secundario de algún medicamento.
  • Enrojecimiento. Por deficiencia de alguna vitamina, ácido fólico o hierro.  También puede estar asociado a algún proceso inflamatorio, incluso a situaciones de estrés, ansiedad o nerviosismo.
  • Ennegrecida u oscura. También con vellosidades. Puede deberse a algún tipo de infección, diabetes o tabaquismo. Esta alteración puede aparecer en paciente sometidos a quimioterapia.
  • Líneas o surcos blancos. Debido a una enfermedad autoinmune.
  • Llagas o heridas. Si aparecen en los laterales puede deberse a un problema de bruxismo. En el caso de que estas heridas no desaparezcan en una periodo de tres días debe acudirse a la consulta del dentista para que las revise y, si es necesario, proceder a una biopsia, ya que puede se un indicio de cáncer oral.
  • Irritación: Puede deberse al consumo de determinados alimentos o bebidas, si están demasiado calientes o son picantes.

 

¿Cómo limpiar la lengua?

Para mantener la lengua en buen estado es importante realizar una limpieza periódica de su superficie. Al menos una vez al día, preferiblemente antes de acostarse con el último cepillado. Para limpiar la lengua basta con rasparla desde atrás hacia la punta, y realizando un enguaje o gárgaras después de esta operación. Para ellos puedes utilizar la parte superior del cabezal del cepillo dental. Algunos cepillos tienen un diseño especial en esta zona, con una serie de estrías pensadas para esta actividad. Además,  existen en las farmacia y parafarmacias limpiadores o raspadores linguales. Utiliza uno de estos instrumentos para raspar todas las partes de la lengua, la parte central pero también los laterales, para poder realizar una limpieza completa de la misma.